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Beber agua no te ayuda a perder peso

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A día de hoy, existe la creencia generalizada de que el agua ayuda a adelgazar. Ni de limón, ni de jengibre ni fría, un nuevo estudio encuentra la cantidad de kilos que se pueden eliminar con agua corriente
SE RECOMIENDA SU CONSUMO
Estudios demuestran que se puede sobrevivir 40 días sin ingerir ningún alimento, pero sin agua no hay cuerpo que aguante más allá de una semana (y eso si el tiempo acompaña, sin tener en cuenta la edad de la persona ni otros factores de salud). Es verdad que las necesidades hídricas son diferentes para cada individuo, aunque en líneas generales las recomendaciones, según recoge la Guía de Hidratación del Instituto de Investigación Agua y Salud, son de 2 litros para las mujeres y 2,5 para los hombres, y también es cierto que a muchos (el 75% de la población) les cuesta llegar a esa cantidad. El interés cambia radicalmente cuando de perder peso se trata. Todos hemos oído que el agua es el mejor compañero de viaje durante una dieta, y salta a la vista: cuando alguien se propone adelgazar, el primer requisito es hacerse con una botella para el agua. Los argumentos para justificar la eficacia de la medida son múltiples, y van desde que es saciante hasta otros tan disparatados como que el agua consigue desplazar la grasa del organismo. Pero ¿realmente beber agua adelgaza? Esta pregunta también se la ha hecho un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Baja California (México), y ha publicado sus conclusiones en el último número de la revista ‘Nutrición Hospitalaria’. Para abordar la cuestión, y después de una extensa búsqueda en la literatura científica, encontraron cerca de 3.000 artículos que hablaban sobre este asunto, pero tras someterlos a diferentes criterios de selección, quedaron 6 trabajos finalistas, que incluyeron a más de 600 personas (78% eran mujeres y el resto hombres) obesas (todas tenían un índice de masa corporal mayor de 32) y con edades comprendidas entre 12 y 75 años.

Los estudios examinados incluían ingesta de agua en cantidades variables (500 a 700 ml) antes o después de las comidas, además de intervenciones dietéticas para adelgazar. La conclusión final es que beber agua se asocia a una pérdida de peso del 5%. Pero los autores apuntan ciertas limitaciones, como que los estudios tenían un periodo de seguimiento corto (unas doce semanas), que no es suficiente como para respaldar la evidencia de que beber agua adelgaza.
Controversia científica
Francisco Tinahones, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), frena en seco cualquier justificación de que el agua realmente adelgace: «La única evidencia que existe es que hidratarse es bueno para la función renal y como sustitutivo de otras bebidas, incluidas las acalóricas (refrescos cero o light), pero de que el agua en sí adelgace no hay ninguna evidencia». Tomar al menos 500 ml de agua antes o después de las comidas se asocia con perder el 5% del peso inicial Esta es la evidencia científica que hay actualmente encima de la mesa, y también la de que se impone a otros líquidos en su acción hidratante, pero «de aquí a decir que una persona que no toma alcohol ni bebidas azucaradas va a adelgazar por pasar a beber más de dos litros de agua… no hay ninguna certeza», remacha el presidente de la SEEDO, que también descarta la creencia de que el agua tiene poder saciante: «Ese efecto lo causa la fibra, nutrientes, etc, pero el agua en sí no tiene nada para saciar». Hay otros científicos que defienden la utilidad del agua para adelgazar, como el equipo de Michael Boschman, de la Universidad de Humboldt (Berlín), que sostiene que beber dos litros de agua diarios aumenta la termogénesis (para ‘calentar’ el agua de una temperatura ambiental de unos 22 grados a la temperatura del cuerpo de 37 grados). Para ese calentamiento, los hombres utilizan los lípidos y las mujeres, los hidratos de carbono. Este proceso consume al día unas 95 kilocalorías que, según el equipo alemán, es útil en los programas de pérdida de peso. Otro grupo norteamericano concede a beber agua la cualidad de favorecer la pérdida de peso y, lo más importante, grasa corporal, con independencia de la dieta que lleve la persona, una conclusión cuando menos controvertida que publicó la revista ‘Obesity’. Con todo, el mensaje que difunde la SEEDO es que «es importante hidratarse y hacerlo con agua». Idéntico al que transmite la farmacéutica y nutricionista Julieta de la Morena y que, además, coincide con los investigadores mexicanos en que doce semanas de seguimiento no son suficientes para defender la eficacia del agua para adelgazar, y justifica el resultado en que «además de beber agua, los participantes han adoptado otros hábitos dietéticos más saludables, como tomar más verduras o hacer más ejercicio».


Consejo del nutricionista
Sí admite que los nutricionistas recomiendan a sus pacientes beber agua, pero no para adelgazar, sino porque «la mayoría no cumple con las recomendaciones diarias de ingesta hídrica». El beneficio del agua durante una dieta de reducción de peso, además de mantener la correcta hidratación, es que «favorece la función renal (aumenta la micción) y la función intestinal, evitando el estreñimiento, que suele ser frecuente al comienzo de las dietas». También reconoce que puede provocar un efecto de plenitud gástrica durante unos minutos, algo que ayuda a no comer en un determinado momento.

De la Morena concede una relevancia especial a la recomendación de beber agua porque «así evitamos la ingesta de otras bebidas, que aunque no tengan calorías, no son las más saludables». De hecho, algunos estudios encuentran que las personas que beben agua reducen en 200 calorías la ingesta calórica. ¿El agua de sabores o las infusiones están permitidas? Nuevamente la nutricionista se muestra inflexible: «Son mejor que no beber nada (hay quien no hay forma de que beba agua), pero el objetivo es educar a la población en que hay que beber agua». Por el contrario, la especialista no tiene reservas hacía el agua con gas, para la que «el único límite es que quien la beba no tenga problemas con los gases» Por tanto, no hay que escatimar la ingesta hídrica, quizá no le ayude a perder peso, pero le garantizará la hidratación necesaria para mantener la concentración, incluso para evitar un dolor de cabeza, que en realidad pueden ser señales de que el organismo está pidiendo más agua.

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