Dejar de poner los tornillos a una puerta de avión es carísimo. Al menos por lo que está sufriendo la compañía hasta ahora. Además de todos los incontables problemas derivados, que hasta ha costado la cabeza a Dave Calhoun, su máximo ejecutivo, Boeing ha pagado 160 millones de dólares a Alaska Airlines por la pérdida del panel que un avión 737Max 9 sufrió en enero de este año, tras despegar del aeropuerto de Portland, en Oregón (Un Boeing 737-9 Max nuevo pierde una puerta de emergencia en pleno vuelo).
El acuerdo también incluye otras medidas, pero la aerolínea dijo que no puede desvelar estos destalles porque están sometidos a una cláusula de confidencialidad. Los 160 millones de dólares sólo cubren los ingresos perdidos por Alaska, debido a tener que paralizar la flota de aviones 737Max 9 durante varios días. Se supone que Copa Airlines, de Panamá, que también sufrió seriamente las consecuencias de la paralización de su flota y, especialmente, United, la compañía con más aviones de este modelo en su flota, tendrán un importante pago por parte de Boeing.
Por supuesto, para el fabricante estos gastos son minucias al lado de lo que le supone la decisión de la FAA americana de no poder ensamblar más que un número limitado de aviones por mes y, también, de estar sometida a un daño reputacional tan fuerte como el que provocó la pérdida de la dichosa puerta de emergencia.
La citada puerta fue reparada por Boeing, que la recolocó en su lugar sin poner todos los tornillos necesarios y, por supuesto, sin comprobarlo.