Ella bajó del tatami con la derrota en la mano. Tres años después como si fuera vía mensajería le llegó a su cuello el medallón de oro aun resplandeciente del peso menos de 57 kilos, culminando la proeza en lágrimas de la judoca dominicana Ana Rosa.
El presidente de Panam Sports, el chileno Neven Ilic, oficializó ayer como campeona panamericana a la atleta francomacorisana luego de que la brasileña Rafaela Silva, su conquistadora en los Juegos Panamericanos de Lima, Perú, en 2019, diera positivo en el examen antidopaje.
Ana, te entrego tu medalla de oro después de hacer honor al juego limpio, dijo Ilic en el acto del seminario Equidad de Género en el Deporte celebrado en el salón de eventos del Albergue Olímpico.
El análisis de la muestra de la brasileña reveló la presencia del metabolito fenoterol, una sustancia específica prohibida tanto dentro como fuera de la competición en la lista de productos perseguidos de la Agencia Mundial Antidopaje.
Es un momento por el cual me sacrifiqué. Como todo atleta luchó mucho y lo conseguí. Espero seguir aportando muchos logros más a mi país, tartamudeó entre lágrimas Rosa, de 25 años.