Cuenta la leyenda que en el palacio de Linares todavía se puede escuchar a Raimunda, la hija bastarda del marqués de Linares con una estanquera de Lavapiés. Este restaurante ha decidido recuperar esta leyenda trayéndola de nuevo a la actualidad.
Situado en Casa América y en el jardín del palacio de Linares, Raimunda es el lugar perfecto para desconectar de la ciudad. Con paredes de ladrillo vista, vegetación en el techo y una gran pintura que reflejaría a una Raimunda del siglo XXI, este espacio sorprende desde el primer momento.
El restaurante está dividido en 3 zonas: el salón interior, la terraza exterior y una barra donde disfrutar de las copas o realizar un evento. En cualquiera de las zonas te olvidarás que estás en pleno centro de Madrid y disfrutarás de una deliciosa comida.
Raimunda se caracteriza por una cocina muy cuidada. La suma de una carta atractiva, unos platos sorprendentes, una decoración muy bien pensada y un servicio de calidad ha dado como resultado un restaurante al que acudir para vivir momentos especiales. La carta ha sido diseñada por el chef Sergio Fernández, quien ha creado una oferta gastronómica variada, basada en la cocina tradicional pero con guiños a la cocina americana y nikkei.
En Raimunda encontrarás platos como las patatas bravas, unas patatas hojaldradas con una salsa de chipotle; un plato tradicional que no podía faltar en la carta pero al que le han dado una vuelta para sorprender. La lasaña de toro con Wan tun frito es uno de los platos que más triunfa entre los comensales, puesto que el guiso de rabo de toro tiene mucho sabor y el wan tun frito le aporta ese toque crujiente que lo hace especial. Las croquetas de jamón, los arenques con aguacate o el salmorejo con queso de cabra son otros de los platos que encontrarás en carta.
Uno de sus originales postres o un cóctel son el broche final a una comida en Raimunda, una comida que se puede alargar sin problema puesto que este restaurante no cierra al mediodía y dispone de cocina ininterrumpida.
Raimunda es un pequeño refugio en el centro de Madrid. Un espacio acogedor y un personal servicial hará que tu visita a este restaurante sirva para evadirse por unas horas de la ciudad, a pesar de estar en pleno centro madrileño.