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En el centro de Londres, se encuentra un lugar que algunos conocen como «la Plaza Roja»

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Con sus elegantes mansiones de cinco pisos y sus impecables jardines privados con cancha de tenis, Eaton Square no se parece en nada a la famosa plaza de Moscú.

Lo que sí tienen en común es el gran número de rusos que hacen vida en ambos lugares.

Desde hace más de una década, la élite rusa ha acaparado propiedades de millones de dólares en Eaton Square y muchas otras direcciones privilegiadas de la capital británica.

Considerado como uno de los barrios más exclusivos de todo el mundo, Belgravia se convirtió a mediados de marzo en el centro de las protestas en Londres contra el dinero ruso en Reino Unido, luego de que un grupo de manifestantes ocupara una mansión en el número 5 de Belgrave Square.

Valorada en decenas de millones de dólares, la propiedad está vinculada a Oleg Deripaska, un oligarca aliado de Vladimir Putin y sancionado por el gobierno británico tras la invasión rusa de Ucrania.

Desde el balcón de la opulenta mansión, uno de los manifestantes le dijo a los periodistas que querían utilizar el edificio para darles refugio a los ucranianos que se han visto obligados a abandonar su país por la guerra.

«Exigimos que esta propiedad pertenezca a los refugiados ucranianos. Sus casas han sido destruidas y este tipo (Deripaska) ha apoyado la guerra», exclamó el joven.

El grupo describió la mansión como «asquerosamente lujosa», detallando que tenía unas 200 habitaciones con «tantas cosas que un ser humano normal nunca necesitaría», incluido un cine y varias obras de arte.

«El sistema legal británico fue la principal motivación»

La organización anticorrupción Transparencia Internacional ha identificado al menos 1.500 millones de libras esterlinas (US$2.000 millones) en propiedades en Reino Unido pertenecientes a rusos con fortunas sin explicar o con vínculos con el Kremlin.

Pero los millonarios rusos no solo han comprado mansiones en todo Londres, sino también clubes de fútbol de la Premier League, como el Chelsea FC, grandes fincas en Escocia y hasta medios de comunicación como el London Evening Standard.

Mark Hollingsworth, autor de «Londongrad: From Russia with Cash;The Inside Story of the Oligarchs» (Desde Rusia con efectivo; La historia de los oligarcas desde dentro), afirma que todo empezó a finales de la década de 1990.

«Después de hacer mucho dinero con las privatizaciones, algunos oligarcas como Mikhail Khodorkovsky querían sacar su dinero de Rusia porque les preocupaba ser perseguidos o que les confiscaran sus fortunas», le dice a BBC Mundo.

«Entonces lo transfirieron a compañías offshore, fideicomisos offshore, entre otras jurisdicciones. Al final terminó en Londres, con la compra de propiedades, inversiones y en cuentas bancarias».

«Soy muy abierta sobre el hecho de que durante demasiado tiempo Londres ha sido el lugar al que la gente ha venido a lavar dinero sucio», aceptó recientemente la ministra del Interior de Reino Unido, Priti Patel.

Según expertos, los oligarcas rusos emergieron en dos oleadas.

La primera fue a partir de 1990, cuando durante el gobierno de Boris Yeltsin se vendieron grandes compañías estatales a un bajo precio a un selecto grupo de magnates a cambio de beneficios, mientras que la segunda oleada fue impulsada por Vladimir Putin a través de contratos con el Estado.

A principios de los años 2000, muchos oligarcas temían ser perseguidos por Putin, como pasaría con Khodorkovsky, quien fue el hombre más pudiente de Rusia y uno de los más ricos del mundo, según la revista Forbes.

Pero gran parte de su poderío económico se evaporó de la noche a la mañana tras ser acusado por el gobierno de evasión de impuestos durante la década de los 90 y fraude.

Khodorkovsky, ahora en el exilio tras pasar casi una década en prisión, dice que fue víctima de un grupo de funcionarios corruptos bajo el liderazgo de Putin que tenían miedo de sus ambiciones políticas y querían repartirse su imperio empresarial.

Mark Hollingsworth explica que, para evitar la persecución política, los oligarcas miraban a Londres como el mejor lugar para guardar su dinero y mantenerlo seguro: si las autoridades rusas pedían la extradición de alguno de ellos, sus abogados sabían que Reino Unido no los enviaría de vuelta a Rusia por la falta de rule of law en ese país, porque no tendrían un juicio justo.

«Creo que el sistema legal británico fue la principal motivación para que muchos pusieran su dinero en este país», añade el también periodista de investigación.

Para esos años, en Londres ya había muchos abogados, agentes inmobiliarios, banqueros, consejeros y contadores que ofrecían ayuda a oligarcas para mover y esconder su dinero en la capital británica.

La compra del Chelsea FC por Roman Abramovich en 2003 atrajo la atención de muchos en Reino Unido. La gente se empezó a preguntar quiénes eran los oligarcas y de dónde venía su dinero.

Un legado imperial

Kojo Koram, profesor de Derecho en la Universidad de Londres, argumenta que el «dinero sucio» extranjero en la capital británica viene de muchísimo antes.

En enero de este año, Koram publicó su libro «Uncommon Wealth: Britain and the Aftermath of Empire» (Riqueza poco común: Reino Unido y las secuelas del Imperio), en el que explica cómo el legado imperial de Reino Unido ha influido en sus sistemas legales y financieros.

«Londres le ha abierto las puertas no solo a la riqueza de los oligarcas de Rusia, sino también a los de Arabia Saudita, Nigeria, a los multimillonarios chinos. Todos usan a Londres como la puerta hacia el mundo offshore, debido a la manera en que la ciudad se reposicionó luego de la caída del Imperio británico», le dice a BBC Mundo.

«Esto también se puede ver en el rol de los territorios de ultramar británicos, las Islas Caimán, las Islas Vírgenes Británicas y Bermuda, que son actualmente tres de los principales paraísos fiscales en el mundo», añade.

El polémico esquema de «visas doradas»

Muchos oligarcas rusos llegaron a Reino Unido más recientemente, gracias a un sistema de «visas doradas» que el gobierno británico suspendió en febrero de este año tras mucha presión interna e internacional sobre los vínculos económicos entre Londres y la oligarquía rusa.

Fue en 2008 cuando el gobierno británico le abrió oficialmente las puertas del país a miles de multimillonarios de todo el mundo creando el esquema de visas Tier 1 que se les otorgaba a emprendedores que invirtieran 1 millón de libras esterlinas (US$1,4 millones). En 2014 dicho monto fue elevado a 2 millones de libras esterlinas.

El programa permitía que los titulares de estas visas solicitaran la residencia permanente en Reino Unido, junto con sus familias. Y la rapidez con la que podían acceder a ella dependía de la cantidad de dinero que invertían.

2 años para aquellos que invirtieran 10 millones de libras esterlinas (US$13,6 millones), tres años para los que gastaran 5 millones de libras (US$6,8 millones) y 5 años para aquellos que invirtieran 2 millones de libras.

Otros países europeos como España, Portugal y Grecia ofrecen esquemas similares, con menos inversión. España apenas pide desembolsar 500.000 euros (US$552.000) por la adquisición de uno o varios inmuebles en suelo español, a cambio de una visa dorada.

Pero a raíz de la invasión rusa a Ucrania, tanto España como Portugal y Grecia han detenido la emisión de visas doradas a rusos.

Según datos del Ministerio del Interior de Reino Unido, se emitieron 2.581 visas de inversionista a ciudadanos rusos desde que se introdujo el programa.

«El esquema de visas doradas hizo que todo se volviera mucho más fácil. Todo lo que los oligarcas tenían que hacer era comprar una propiedad por un par de millones en Londres o en Surrey», explica Mark Hollingsworth.

propiedades en Londres, también fue sancionado por el gobierno británico.

«En efecto, se les dio la oportunidad de comprar su entrada a Reino Unido y para la mayoría de los oligarcas 5 millones de libras no es mucho», prosigue.

Recibidos «con los brazos abiertos»

Tras investigar durante dos años la interferencia rusa en el país, el comité de inteligencia del Parlamento británico publicó en 2020 un informe donde aseguró que la influencia rusa en Reino Unido es la «nueva normalidad».

«Los sucesivos gobiernos han recibido a los oligarcas rusos y su dinero con los brazos abiertos y hay muchos rusos con vínculos muy cercanos a Putin que están bien integrados en la escena de negocios, política y social, particularmente en ‘Londongrado’».

El informe agrega que pocas preguntas se hicieron sobre el origen de las considerables fortunas.

Otro informe publicado dos años antes por el Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento determinó que Reino Unido simplemente «ha hecho la vista gorda» ante el lavado de «dinero sucio» ruso a través de Londres.

Hollingsworth concuerda con que el gobierno de Reino Unido prefirió ignorar el problema y simplemente decidió ser «complaciente».

«Ha tenido que pasar una guerra para que el gobierno británico se ocupe de los oligarcas y de Londongrado», lamenta.

Koram, de la Universidad de Londres, cree que el gobierno lo ignoró por mucho tiempo porque lo veía como algo de lo que Reino Unido se beneficiaba económicamente.

«Pensaban que al ser Reino Unido un gran centro financiero y legal, le permitía que pasaran enormes cantidades de dinero por todo el país y sus territorios de ultramar», señala.

«Pero no es así para los británicos comunes. Una de las consecuencias de que Reino Unido se posicionara como este tipo de centro offshore ha sido el aumento de los precios de las viviendas en el país, sobre todo en la capital».

¿El fin de Londongrado?

Después de que Londres sancionara a más de 1.000 personas y entidades rusas, incluyendo a más de 50 oligarcas y sus familias, con un patrimonio neto combinado de 100.000 millones de libras esterlinas, muchos piensan que este podría ser el fin de Londongrado.

Entre los sancionados se encuentran el dueño del Chelsea FB, Roman Abramovich, así como el oligarca Oleg Deripaska y el presidente del banco ruso VTB Andrey Kostin. A todos les han congelado sus bienes en Reino Unido.

El gobierno británico los describe como individuos «cuyos imperios comerciales, riqueza y conexiones están estrechamente asociados con el Kremlin», un vínculo que Abramovich ha negado.

«La mayoría de los oligarcas nunca vivió físicamente en Londres, pero tenían sus bienes y su dinero aquí. Pasaban tiempo aquí, educaban a sus hijos aquí… pero estas sanciones marcan el fin de Londongrado», estima Hollingsworth.

«Con tanta hostilidad contra ellos y contra los empresarios rusos que han apoyado a Putin, ahora saben que tienen que mudarse y esconder su dinero en otro lugar».

Kojo Koram piensa que el gobierno tiene que ir más lejos.

«Debe haber un cambio real. No solo cambios legales, sino también en cuanto a la actitud política que invita al dinero extranjero, además de cambios en el enfoque de Reino Unido respecto a sus territorios de ultramar», asegura.

Puede que, como dice Koram, Londres siga recibiendo fortunas de dudosa procedencia de todo el mundo.

Pero para los oligarcas rusos que solían frecuentar los restaurantes más lujosos de Mayfair y pasearse por los jardines privados de Belgravia, el «sueño británico» de Londongrado o de Moscow-on-Thames (la Moscú del Támesis), como otros la llaman, parece haber llegado a su fin con la llamada «guerra de Putin».

Por: Norberto Paredes

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