En los últimos meses, varias compañías del sector turístico han incluido entre sus políticas una directriz clara: “Si no está vacunado, no puede viajar”. Buscan evitar contagios entre sus clientes y ofrecer una imagen de seguridad con la que desean atraer al turista más cauteloso; al que observa con lupa los protocolos anti-COVID antes de adquirir un servicio.
Las cruceristas han sido las primeras en sumarse a esta tendencia. Royal Caribbean, por ejemplo, considera que “el planteamiento más sólido para proteger a sus pasajeros, tripulación y las comunidades que visitan es que todos los adultos estén completamente vacunados”, mientras que Norwegian Cruise Line ha extendido los requisitos de vacunación de los huéspedes para todos los viajes hasta el 31 de diciembre.
Costa Cruceros asegura que está monitorizando los avances en la vacunación y la evolución de la normativa, pero aún no ha tomado una decisión al respecto. “Queremos observar y decidir con los elementos de juicio necesario”, sostienen.
En el sector aéreo, compañías como Qantas han comunicado que exigirán a los pasajeros que estén vacunados para los vuelos de largo radio. En el ámbito hotelero, la cadena alemana Allsun, con establecimientos en Canarias y Mallorca, establecerá la inmunización obligatoria para acceder a sus instalaciones a partir del 31 de octubre.
En España, el director del Mercado Español de Europamundo, Carlos González, pronostica que la vacunación obligatoria “tarde o temprano acabará llegando a todo el sector”. Por ello, “es posible que, a no mucho tardar” el turoperador implemente la medida, aunque por el momento aún acepta a pasajeros con PCR.
“Acataremos las decisiones sanitarias”
Pero no todos están de acuerdo con esta medida. El secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) asegura a este medio que “el sector hotelero no se está planteando ninguna medida especial en cuanto a la exigencia de certificado de vacunación, sino hacer exactamente lo que digan las autoridades y la legislación”.
Estalella apunta, además, que la exigencia de algunos países de no aceptar viajeros si no llegan con certificado de vacunación “va a generar problemas entre los españoles que solo se han puesto una dosis por el hecho de haber pasado antes el coronavirus”.
Según el secretario general de la organización, la propuesta de Cehat es clara: “Pedimos la menor restricción posible de llegadas al turismo y hacer exactamente lo que nos marquen las autoridades sanitarias, sin exigir de forma unilateral algo”.
Coincide con Estalella el CEO de Luxotour, Antonio Guerra. “Soy partidario de que haya un orden institucional en este tema y que sean las autoridades sanitarias las que nos guíen”, apunta. El turoperador “acatará cualquier decisión sanitaria que se marque”, pero no implementará la vacunación obligatoria ‘motu proprio’.
Guerra insiste en que se necesita “una legislación clara y contundente” y que no se tomen las decisiones “por países o continentes”. “En ningún caso beneficiará al sector turístico que no haya un guion claro a seguir, la clientela necesita tener sus pautas de comportamiento y legales para sus viajes”, enfatiza.