Desde que Liberty Media adquirió los derechos de explotación de la Fórmula 1 se propuso como objetivo convertir a la categoría reina del automovilismo en un fenómeno de masas en los Estados Unidos, y hasta cierto punto lo ha logrado. La máxima expresión de ese mantra debería llegar el próximo fin de semana con el Gran Premio de Las Vegas, pero algo pinta mal.
Liberty Media se empeñó en organizar un Gran Premio de Fórmula 1 en medio de la ciudad de Las Vegas. No es una idea demasiado original, puesto que Bernie Ecclestone ya la llevó a cabo a principios de los ’80. El entonces mandamás de la Fórmula 1 tardó dos años en darse cuenta de que era una mala idea, y Liberty Media podría seguir el mismo camino.
Las entradas para la carrera de Las Vegas ya rondan el 50% de descuento a solo una semana
La diferencia entre Ecclestone y Liberty Media es que estos últimos son promotores de la carrera. Es decir, nadie paga canon, Liberty es la organizadora del evento y la que recauda todos los beneficios… o las pérdidas. Y algo huele mal en torno al próximo Gran Premio de Las Vegas.
El sinsentido llega hasta el punto de que la carrera es nocturna en Las Vegas. Comienza a las 22:00 del sábado, y por lo tanto es horario de madrugada en Europa. Dicho de otro modo, tiene un horario pésimo tanto para el aficionado local como para el que lo quiera seguir por televisión, y las audiencias apuntan a resentirse.
Liberty Media llegó a pedir 1.500 dólares por mesa a todos los restaurantes de la zona solo por ponerles una carrera frente a su negocio. Puso a 1.000 dólares newletters que suelen ser gratuitas y llegó a ofrecer packs VIP por cinco millones de dólares con alojamiento, restaurante y balcón con vistas al circuito.
Ahora andan rebajando entadas casi al 50%, y aunque es previsible que la realización televisiva que hace Liberty trate de ocultarlo, el Gran Premio de Las Vegas apunta a fracaso rotundo. Recordemos que se gastaron 240 millones de dólares solo en comprar el solar para los boxes en el pleno centro de la ciudad.
Un circuito horrible con tres rectas gigantes y cuatro curvas simples, precios desorbitados, horarios lamentables y toda una ciudad en pie de guerra. Las Vegas puede ser el gran tortazo de la Fórmula 1.