Los ferries, pequeñas embarcaciones pintorescas, ágiles y útiles, reanudaron en febrero los viajes entre República Dominicana y Puerto Rico, una buena noticia para el turismo regional en medio de tantas malas noticias generadas por el Covid-19.
Una empresa propietaria de ese tipo de embarcaciones en el Caribe prometió oficialmente que mantendrá protocolos de salud y seguridad para atender a los huéspedes, la tripulación y sus empleados.
Todas las precauciones están dirigidas contra la propagación del nuevo coronavirus.
La Dirección General de Migración (DGM) de República Dominicana anunció que los viajeros deberán presentar en las llegadas formularios de entrada y salida incluyendo datos de salud.
En el caso de Puerto Rico, los pasajeros con intención de ingresar a esa isla deben presentar una prueba negativa que indique que no cuentan con el SARS-CoV-2.
El reinicio de los siempre agradables viajes turísticos de transbordadores en el Mar Caribe es un paso más de la industria del ocio hacia una nueva era.
Los expertos en transporte turístico creen que los transbordadores que viajan entre las islas del Caribe podrían ampliar las perspectivas de recuperación del sector vacacional.
Un ferry no es solo un barco mercante que se utiliza para transportar pasajeros, vehículos y carga.
También significa paseos con muchas paradas deliciosas que multiplican un viaje de vacaciones.
No en vano en Venecia los ferries son los llamados autobuses o taxis acuáticos.
Los ferries gracias a su versatilidad pueden tener “paradas” en varias islas en un solo viaje.
Las islas de las Antillas Menores, por ejemplo, son ideales para transbordadores.
Esto sucede porque la región podría compararse con un camino con escalones con intervalos de agua de mar desde Cuba hasta América del Sur.
Con un poco de imaginación es realmente posible comparar el Caribe y sus islas con una avenida tropical conectada por esos barcos cada vez más modernos y seguros.
Los barcos no son gigantes y de gran calado como los cruceros. Salvando las distancias son vehículos náuticos pequeños y ágiles que pueden diseñar itinerarios diversos y divertidos.
Es cierto que los aviones grandes y pequeños son rápidos, pero no todos pueden brindar un viaje majestuoso por un mar azul como el Caribe.
En general, el vuelo es rápido y debido a las distancias cortas no permite ver mucho ni sentir la brisa del mar.
A pesar de estas características, los transbordadores aún no abundan entre las islas del Caribe.
Por paradójico que parezca, no hay muchas conexiones de ferry entre las islas del Caribe.
La razón es que muchos viajeros utilizan aviones para saltar de una isla a otra.
Las aerolíneas tienden a ofrecer buenas ofertas que son difíciles de rechazar.
Por otro lado, los cruceros han logrado capturar la imaginación del viajero medio y su poder adquisitivo.
Pero si no posee un yate, los viajes en ferry son ideales para los viajeros con una antigua historia de amor con el mar pero con un bolsillo limitado.
Los viejos transbordadores son parte de la vida isleña, de sus culturas y costumbres. Los nativos los usan a menudo en su vida normal.
Estos transbordadores pueden transportar personas a través de un mundo marino nuevo y desconocido.
Muchos de los transbordadores son lo suficientemente grandes como para ofrecer un área de Primera Clase, comodidades, asientos reclinables, snack bar, lounge y tiendas libres de impuestos.
Y serán una gran parte de las vacaciones después de que el virus monstruo se quede atrás.
